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Historia de los Planeswalkers (45): Domri Rade

Lugar de Nacimiento Rubblebelt, Ravnica
Periodo de Vida ~4593
Raza Humano

     Nacido en el plano ciudad de Rávnica, Domri quedó huérfano en las duras calles y ruinas decrépitas de los suburbios de la ciudad. Pasó su adolescencia huyendo, creando problemas y evitando a las patrullas. 


     Aunque deseaba luchar junto a los Clanes Gruul, era tan pequeño y enclenque que ninguno de los clanes lo aceptaba como miembro. Cuando el joven Domri buscó aliados, los halló en las bestias salvajes del deteriorado Barrioescombros. Él desarrolló una afinidad por ellos, la primera agitación de la magia que podía reclamar como propia. 

     La afinidad de Domri con las criaturas salvajes se desarrolló a partir de su desconfianza natural hacia las reglas, las jerarquías y las figuras de autoridad. Aunque no posee el talento para cazar y matar bestias como muchos de los guerreros gruul, puede emplear la magia para invocar, controlar y potenciar a esas bestias. Demostró su valía en combate desatando una manada de bestias para defender el territorio que era su hogar, destruyendo casi por sí mismo una procesión orzhov que pretendía explotar a los habitantes de la región. Después de esa batalla, Borborygmos, el cíclope maestro del gremio de los Clanes Gruul, lo nombró miembro honorario.

Rite of Passage 

     Su vida era normal entre los clanes, luchando con sus mejores amigos Whip y Lakkie, rompiendo además las ruinas de la Rubblebelt, y en general de ser una molestia para todo el mundo que se encontraba. Era una vida mundana, pero todo eso cambió cuando se sometió de pasaje. Todo cambió cuando llegó el momento para que él sea enterrado vivo. Bravuconería adolescente le llevó a presumir a sus amigos, pero como el chamán de su clan lo llevó más lejos de su casa Rubblebelt, empezó a preocuparse cada vez más. Alcanzar Utvara, lo prepararon con la magia ritual para mantener vivo su cuerpo, pero su mente se quedó sin protección. A medida que la tierra se apoderó de él, todo el chico huyó y el pánico se apoderó de él. Se aferró a lo que él sabía, rezó a los dioses antiguos para la liberación, y luchó tan duro como pudo bajo el peso aplastante de la tierra fría. Fue entonces, en la oscuridad, con los ojos abiertos. Se despertó bajo los cielos nayanos, confundido pero feliz de estar vivo. Se sorprendió al ver la exuberante y salvaje del mundo que le rodea, y en su exuberancia llamó... ganando la atención de un Gargantúa. Fue sólo gracias a la oportuna intervención de un grupo de Cylian que sobrevivió. Él balbuceó con ellos acerca de su propio mundo, y cuanto más pensaba en su casa, el más real su visión se hizo hasta que al fin, fue detenido una vez
más a través de las ciegas eternidades a su planeta natal.