El clan Atarka
Aspectos básicos del clan
Dar de comer o ser comidos: esta es la vida del clan que sirve a
Atarka, la señora dragón eternamente hambrienta. Por este motivo, los
que quedan con vida son los cazadores más feroces que Tarkir haya
conocido jamás. Este colectivo ha demostrado que vivo es más provechoso
para Atarka que muerto... al menos por ahora. El salvajismo sin igual de
los Atarka queda representado por su símbolo: una afiladísima garra de
dragón.
Los Atarka viven a merced de su señora dragón, cuyo comportamiento es
tan violento e inconstante como el entorno; pese a todo, ellos jamás
flaquean. Los Atarka han aceptado y asumido su destino en esta vida y se
enorgullecen de su capacidad para adaptarse a la dura realidad. Las
cordilleras del clan sufren inundaciones frecuentes debido a los
deshielos súbitos, por lo que los cazadores se enfrentan a repentinas
escaseces de presas adecuadas para alimentar a Atarka. Esto llevó a que
el clan adoptase un estilo de vida cada vez más nómada. No obstante, los
Atarka prefieren que sea así; el clan valora ferozmente la
independencia y, para ellos, el mayor placer de cazar es saber que han
acabado con una presa sin ayuda alguna.
Si nadie gobernase el clan, seguramente acabaría disolviéndose poco a
poco, ya que sus miembros no sienten la necesidad de realizar
asambleas. Sin embargo, Atarka exige que el clan se reúna con cierta
regularidad para honrarla y presentarle un festín abundante, que ella
acepta con agradecimiento... hasta que termina de devorarlo. Los Atarka
cumplen los mandatos de su señora dragón, pues saben que ellos serían la
siguiente presa si su soberana se quedase con hambre. Durante los
encuentros del clan, los Atarka se entretienen cantando a la lumbre de
las hogueras. Sus canciones tratan sobre la gloria y la emoción de cazar
y narran el anhelo de retomar la caza.
La señora dragón Atarka
Como la depredadora definitiva que es, Atarka pasa los días y gran
parte de las noches cazando y engullendo. Para ella, la vida es un
banquete eterno y ella es la señora que preside la mesa. Atarka es un
ser goloso y avaricioso que caza lo que quiere cuando le place, y no
tiene reparo en apurar las sobras que hayan dejado otros dragones de su
estirpe. Cuando no está comiendo, está pensando en el siguiente
bocado... o acechándolo. No hay nada que no quiera devorar, incluidos
los miembros de su clan.
Atarka no soporta la diplomacia y el diálogo; considera que hablar es
una pérdida de tiempo, un absurdo movimiento de mandíbulas propio de
los animales que devora. Su método preferido para resolver problemas es
mucho más directo: rugir, asar y engullir. El único momento en el que
aprecia a sus seguidores es cuando le presentan ofrendas... o cuando
"tropiezan" y ellos mismos caen al plato.
La Espesura del Deshielo: en esta línea temporal, el
auge de la señora dragón Atarka y las tormentas que dan a luz a su
estirpe han provocado el deshielo generalizado de las montañas de Qal
Sisma, el antiguo hogar del clan Temur. Muchos glaciares de las cumbres
han desaparecido y las inundaciones súbitas debidas al deshielo ocurren
con frecuencia. El clan está mucho más asociado con la tierra y, en
menor medida, con el fuego que con el agua o el hielo. El nuevo entorno
es más inhóspito para la mega fauna de climas fríos, que ahora tiene
menos presencia en las montañas. Los mamuts se extinguieron tiempo ha,
ya que fueron las primeras víctimas del apetito de Atarka. No obstante,
muchas manadas de renos migraron hacia la zona cuando el entorno empezó a
templarse y ahora son una gran fuente de alimento. También hay cérvidos
de gran tamaño en la región, como alces.
Los valores del clan
Sobrevivir a toda costa: estos humanos son muy
distintos de los supervivientes orgullosos e independientes del antiguo
clan Temur. Ahora, los guerreros de Atarka viven a merced de la dragona.
Semejante situación convertiría a cualquiera en una persona abatida y
resignada, pero los descendientes de los Temur son más duros que la
mayoría de la gente. Este pueblo ha hecho lo que mejor se le da:
adaptarse para sobrevivir. Los Atarka han tomado medidas para asegurarse
de que sean menos apetecibles como sustento. Todos y cada uno de los
humanos siguen vivos porque, para Atarka, son más valiosos vivos que
muertos, ya que en un año le proporcionan el equivalente a su peso en
alimentos, o más. De este modo, solo los mejores cazadores y guerreros
sobreviven.
Cazar para alimentarse: en esta línea temporal, el
clan es incluso más nómada que antes. El hambre eterna de la dragona
hace que las presas adecuadas de las diversas regiones desaparezcan en
poco tiempo, por lo que el grupo debe seguir vagando. La dragona exige
que el clan se reúna cada cierto tiempo para honrarla y presentarle un
festín generoso. Si la ofrenda no la satisface, ellos se convertirán en
su próximo alimento. Cuando los miembros del clan no están ocupados
presentando sus tributos a Atarka, comparten cuentos y canciones
tradicionales sobre la emoción de la caza.
Normalmente, la señora dragón no permite que el clan utilice ningún
tipo de ocultación. Aun así, Atarka tolera el uso del camuflaje con el
fin de cazar. Las botas, abrigos y guantes de piel de los cazadores
están cubiertos de hojarasca para ayudarles a esconderse eficazmente en
el nuevo paisaje sin nieve.
Las tradiciones ocultas: Atarka no tardó en devorar a
la mayoría de los chamanes del antiguo clan Temur, en parte porque no
le resultaban útiles para obtener comida, pero principalmente porque
temía su magia elemental. Los pocos que sobrevivieron mantienen vivas en
secreto las antiguas tradiciones. Los chamanes ya no pintan en las
paredes de los refugios comunales, sino que tallan el marfil u otros
materiales para representar la historia del clan y los acontecimientos
importantes. Los cazadores se quedan pequeños trofeos de los animales
que cazan para Atarka, como garras, colmillos, cuernos o pezuñas. Luego,
los chamanes tallan en secreto estas piezas y las añaden al "archivo"
oculto que recopila las hazañas del clan.
La magia del clan
El secreto de la magia elemental: Atarka temía los
poderes elementales de los chamanes, pero no conocía la existencia del
Gran Susurro, el trance que permite a los chamanes entrar en comunión
con los demás. Cuando la señora dragón inició la purga, los chamanes se
alertaron unos a otros en secreto y los más jóvenes sobrevivieron
ocultando su auténtica naturaleza. Hoy en día, los chamanes jamás
convocan elementales en combate. Sin embargo, han estado localizando y
marcando en secreto las zonas que albergan poderes elementales en el
interior de las montañas, para luego compartir estos conocimientos
mediante el Gran Susurro.
Los roles en el clan
Los dragones: ningún miembro de la estirpe de Atarka
es un coloso intelectual, pero algunos son más astutos que otros. Los
dragones de este clan pasan la mayor parte del tiempo cazando o luchando
entre ellos.
La Voz de la caza: este cargo honorífico se otorga
al jefe de cazadores de Atarka. La Voz de la caza lidera las cacerías e
incursiones, pero solo cuando Atarka ha especificado un objetivo, como
cazar a un tipo de bestia en concreto o arrebatar un tesoro a un clan
rival. Atarka designa a uno de sus dragones predilectos para que
acompañe a los cazadores y los vigile; dentro de esos límites, la Voz de
la caza dispone de cierta autonomía.
Los portagarras: esta clase guerrera facilita las
cacerías protegiendo a las partidas de caza y rechazando invasiones en
las fronteras. Estos guerreros errantes viven en los lindes de los
dominios de Atarka y están preparados para trasladar a sus familias en
cualquier momento, con el fin de defender las tierras de la señora
dragón.
Los chamanes ocultos: los chamanes que sobrevivieron
a la purga no utilizan los sombreros ceremoniales que antes ocultaban
su rostro e indicaban su estatus. Asimismo, los adornos de hueso que
decoraban los sombreros de los más ancianos se conservan en secreto.
Ahora, los chamanes ejercen de exploradores, guiando a los cazadores
para resultar útiles a los ojos de la siempre hambrienta Atarka. Los
chamanes utilizan sus vínculos elementales para hallar a las presas,
pero ocultan esta habilidad a los dragones. Por otro lado, ahora no
recurren al poder del hielo para crear dobles de sí mismos.
Los efrit: Atarka conquistó hace tiempo Qadat, el
Borde Ígneo, y ganó a los efrit para su causa con la promesa de que
expandiría la gloria del fuego por el mundo.
Los ainok: los ainok de la frontera están casi
extintos en esta realidad, ya que son uno de los alimentos preferidos de
los dragones, al igual que los osos. Los ainok más delgados y lupinos
aún vagan por las montañas y a veces cazan junto a los humanos. Cuando
terminan, se hacen enseguida con su parte de la carne y se escabullen a
sus guaridas, antes de que los dragones se fijen en ellos y los
persigan.
Los ogros: estos belicosos humanoides moran en las
montañas. Atarka los ve como rivales que compiten por su comida e incita
a que los humanos los ataquen en cuanto los vean; esta estrategia sirve
para debilitar a ambos grupos, mientras que a ella le proporciona
grandes cantidades de carne.
Lugares importantes del clan
Ayagor, el Valle de la Dragona: el valle de Karakyk
no existe en esta línea temporal, porque los dragones siguen vivos. Sin
embargo, el primer lugar donde se asentó Atarka se ha convertido en un
punto de encuentro. Ayagor es un valle extenso y poco profundo donde el
hielo se derritió completamente. Este lugar parece un inmenso plato, y
no es casualidad. Atarka ordena que sus seguidores acudan a este valle
para alimentarla, ya que aquí puede contar minuciosamente sus posesiones
vivientes.
Otras figuras del clan
Surrak, la Voz de la caza: en la nueva línea
temporal, Surrak ocupa el cargo de Voz de la caza. Aunque es un líder,
ya no es el Garradragón de antaño, dado que ese título no existe. Atarka
lo aborrecía porque se concedía a los mejores matadragones, de modo que
la señora dragón abolió el título hace muchos siglos. Ahora, Surrak
caza todo tipo de presas, excepto dragones. Sabe que de él se espera que
mate y entregue cualquier objetivo que elija su señora dragón. Cuanto
más desafiante sea ese objetivo, más disfruta Surrak con la caza. En el
clan de Atarka, los demás cazan para sobrevivir, pero Surrak caza por la
gloria, el honor y, sobre todo, por diversión.
Sakta: los escasos chamanes supervivientes no tienen
un líder, pero la persona más sensible al poder elemental es el eje del
Gran Susurro. Ahora mismo, esa persona es la cazadora humana Sakta. A
pesar de su juventud (apenas acaba de dejar atrás la adolescencia),
Sakta posee un talento extraordinario y suele aconsejar a Surrak como
jefa de los exploradores.
Arel, la Susurradora Oculta: Arel es una disidente,
una susurradora humana que concibe la posibilidad de vivir en un mundo
sin dragones. Considera que los señores dragón explotan a sus súbditos
humanoides, incluso en clanes como el Drómoka o el Ójutai, donde se les
valora más. Arel practica el chamanismo en secreto, con la esperanza de
conseguir el apoyo suficiente para liberar del control de Atarka a
aquellos que lo deseen.
El clan Drómoka
Aspectos básicos del clan
Los Drómoka son una verdadera comunidad, dragones y supervivientes
del desierto unidos por su lealtad común a su devota señora dragón. El
clan personifica el rasgo dracónico de la resistencia y su símbolo, muy
acertadamente, es la escama del dragón. Esas mismas escamas están
incrustadas en sus armaduras para otorgar una mayor protección a los
soldados. Los humanoides del clan marchan en filas compactas y luchan
con el apoyo y la cooperación de la estirpe de Drómoka.
La relación interdependiente y familiar entre los dragones de Drómoka
y el resto del clan es inusual en otras partes de Tarkir. Los dragones
ejercen un dominio incuestionable, pero reconocen que el esfuerzo y los
talentos de las otras especies son esenciales para la supervivencia del
clan. Los Drómoka valoran, ante todo, la resistencia y el honor. Los
miembros del clan aspiran a gozar de vidas longevas y a que sus muertes
tengan un propósito que beneficie a su soberana.
La señora dragón Drómoka
La señora dragón Drómoka es al mismo tiempo una líder piadosa y
altiva. Se trata de una dragona antigua y poderosa que se ganó cada
centímetro del territorio que gobierna. En combate no duda en usar su
arma de aliento, un rayo de luz abrasador, para destrozar a todos los
que osen oponerse a ella. Gracias a los numerosos años que pasó
resistiendo en el duro clima del desierto, ha adquirido la paciencia de
una superviviente. Drómoka cree que los demás clanes son inferiores y
tarde o temprano entrarán en decadencia hasta desaparecer, y que solo
aquellos bajo su protección serán lo bastante fuertes para resistir.
Drómoka se involucra activamente en los asuntos del clan. La señora
dragón tiende a viajar por sus dominios para reunirse con sus
supervisores dracónicos y otros súbditos de cargos superiores. Si el
estado de los nidos la satisface, prosigue su periplo. En cambio, si
detecta alguna debilidad, jamás la ignora. A ser posible, siempre trata
de rectificar la situación, pero si no, devorará inmediatamente al
eslabón débil que perjudica al grupo. En cualquier caso, el clan estará
mejor preparado para sobrevivir cuando ella se marche.
Los valores del clan
El honor: los guerreros del clan Drómoka anteponen
la supervivencia y el honor a todo lo demás. El ideal de los humanoides
es gozar de vidas longevas y una muerte con propósito que beneficien a
los dragones, a quienes llaman señores de escamas. A cambio, los
dragones utilizan su fortaleza superior y su gran experiencia para
proteger a los humanoides contra dragones hostiles y otras amenazas
fuera de lo común.
La familia: al igual que Drómoka dirige el clan, los
dragones menores son responsables de sus "familias", colectivos de
humanoides unidos por la lealtad y un sentido de protección mutua, más
que por pertenecer a un mismo linaje. Las familias se definen por el
vínculo compartido con un dragón en particular y por habitar en
comunidad en los enormes nidos del clan. Aunque estos lugares contienen
una mezcolanza de gente sin vínculos sanguíneos y de especies diversas,
estas familias son más que reconocidas en el clan Drómoka. Los ainok,
los humanos y los aven se tratan unos a otros como hermanos y hermanas,
se ayudan mutuamente para sobrevivir en las duras condiciones del
desierto y luchan unidos para defender a sus dragones.
La estructura del clan
Dentro de cada familia dracónica, los niños humanoides (ainok, aven y
humanos) se crían en comunidad. Hay una práctica extendida que consiste
en intercambiar el cuidado de los niños, trasladándolos de un nido a
otro y alejándolos de sus progenitores. Para los forasteros, los Drómoka
parecen un clan de huérfanos, pero ellos afirman que nadie es huérfano
en su gran familia. Para ellos, el clan es el auténtico linaje, y el
clan jamás desaparecerá. Este sistema de intercambio suprime la noción
de la herencia por consanguinidad. De este modo, todos los humanoides
nacen en igualdad de condiciones y el progreso en el clan es
rigurosamente meritocrático. Desde el punto de vista militar, los
cadetes más prometedores son quienes ascienden de rango, por lo que
todas las formaciones de batalla del clan están comandadas por un
soldado que se ha ganado su cargo gracias a su empeño, su coraje y sus
dotes de liderazgo.
La custodia dracónica: los dragones de Drómoka rara
vez devoran humanoides de su clan y, de hecho, los protegen de forma
activa. Los señores de escamas supervisan el entrenamiento militar en
los nidos y cuidan a los dragones más débiles del clan. Algunos dragones
incluso permiten que los humanoides utilicen una pequeña cantidad de
sus propias escamas en sus armaduras, proporcionándoles protección tanto
literal como simbólica.
El dracónico, el idioma de los señores: los Drómoka
comparten un vínculo más personal con sus dragones que la mayoría de los
otros clanes, de modo que adquieren un dominio considerable del idioma
dracónico y sus componentes retumbantes y gestuales. Por su parte, los
dragones que colaboran con humanoides suelen hablar la lengua vernácula
humana con fluidez. En general, los dragones se dirigen a los humanoides
en dracónico, los humanoides responden en lengua vernácula y todo el
mundo se entiende. Los humanoides del clan Drómoka son más propensos que
en otros clanes a incorporar sonidos y gestos dracónicos en su propio
idioma.
La magia del clan
Los hechizos de supervivencia: la magia del clan se
especializa en fortalecer y proteger a sus miembros endureciendo sus
armaduras, afilando y guiando sus armas y levantando la moral. Los
clérigos de Drómoka figuran entre los mejores sanadores del mundo. Su
pequeño pero potente arsenal de magia ofensiva suele emular los rayos
cegadores de los dragones del clan. Por otro lado, los soldados de
Drómoka tienen reputación de ser guerreros irreductibles.
La magia prohibida: la magia de los ancestros,
practicada por los antepasados de los humanoides del clan Drómoka, fue
prohibida por la señora dragón por tratarse de una forma de nigromancia.
Un pequeño grupo de renegados conocidos como portavoces de los
espíritus continúa practicando en secreto este tipo de magia e investiga
clandestinamente las raíces de los linajes humanos, desafiando así la
ley de Drómoka. Los portavoces de los espíritus susurran entre ellos que
en los bosques del territorio de Drómoka se esconden "árboles
familiares", los cuales albergan las almas de los ancestros. Estos
individuos cuidan y veneran dichos árboles, conscientes de que los
condenarán a muerte si los descubren.
Los roles en el clan
Los señores de escamas: los dragones del clan
Drómoka son majestuosos, orgullosos y protectores; recompensan la
lealtad ofreciendo seguridad y castigan la traición con la muerte. Estos
dragones son gobernantes y guardianes, tan distantes de sus súbditos
lejanos como cualquier soberano, pero atentos con quienes están
inmediatamente por debajo en la cadena de vasallaje. Los señores de
escamas luchan ferozmente en primera línea, junto a los soldados del
clan; aunque sus vidas son mucho más valiosas, estos dragones a veces
corren riesgos considerables cuando se enfrentan a los demás clanes.
Aunque todos los dragones son venerados, los señores de escamas son los
miembros más ancianos y leales de la estirpe de Drómoka.
Los guardiascama: los guardiascama son los soldados
rasos del clan, una fuerza de combate fuertemente blindada que puede
unir sus escudos y mantenerse firme para crear una sólida formación
defensiva en cualquier momento. Las unidades de élite portan escamas de
dragón en sus armaduras, mientras que los combatientes menos favorecidos
utilizan corazas metálicas que imitan la forma de las escamas.
Los invocadores solares y los invocadores de las arenas:
los magos de Drómoka practican tanto artes ofensivas como defensivas.
Los invocadores solares convierten el poder del sol en una luz cálida
que sana heridas y fortalece el espíritu, o lo desatan en una explosión
de luz abrasadora. Los hechiceros conocidos como invocadores de las
arenas siguen una tradición mágica desarrollada por los ainok, que les
permite convocar tormentas de arena para ocultar los movimientos de las
tropas o causar estragos entre las filas enemigas.
Los líderes: los soldados de mayor rango del
ejército de Drómoka se conocen como los líderes. Estos veteranos
curtidos en combate han sobrevivido a las guerras contra los demás
clanes y se considera que son ejemplos a seguir por otros humanoides.
Los señores de escamas y Drómoka conceden audiencias a los líderes y les
otorgan personalmente las escamas con las que fortalecerán sus
armaduras.
La arquitectura del clan
Los nidos: los áridos desiertos de los dominios de
Drómoka están salpicados de pirámides de piedra invertidas. Estas
estructuras, llamadas nidos, sirven como oasis artificiales y hogares
para todos los miembros del clan, tanto dragones como humanoides. Los
nidos son abiertos en la parte superior, para facilitar el acceso a los
dragones, mientras que en tierra hay portones pesados que solo se abren
cuando las tropas parten hacia la guerra. Las gruesas murallas y el
inhóspito desierto mantienen dentro a los humanoides del clan y fuera a
los enemigos, y pocos Drómoka sienten interés por marcharse.
Los nidos móviles: en tiempos de guerra, los
dragones del clan luchan junto a los humanoides. Para asegurarse de que
lleguen al campo de batalla totalmente descansados y listos para
combatir, los dragones viajan en grandes plataformas móviles remolcadas
por inmensas bestias de tiro. Estas plataformas también transportan
comida y agua para los dragones, que pueden descansar y volar cuando les
plazca, en vez de tener que adaptarse al lento avance de las tropas.
Lugares importantes del clan
Arashin y el Gran Nido: la ciudad de Arashin,
situada en la cima de una colina que destaca sobre el desierto, ha sido
un núcleo de poder desde tiempos antiguos. Alrededor de la ciudad se
alza el mayor nido del territorio de Drómoka, una estructura colosal que
se extiende y fortifica el emplazamiento defensivo natural de la
colina. La fortaleza es prácticamente inexpugnable por tierra y los
cielos están fuertemente vigilados por patrullas de dragones y aven.
Drómoka mora en el Gran Nido, desde donde gobierna la mayor ciudad de
sus dominios. El poder económico, político y militar del clan se
concentra en Arashin.
El Nido de los Ajenos: situado en la cima de un
pináculo rocoso, el Nido de los Ajenos es el único asentamiento de las
tierras de Drómoka habitado exclusivamente por dragones. Por una serie
de motivos, los dragones conocidos como los Ajenos no tienen vasallos ni
humanoides bajo su protección. Algunos se ganaron este estatus como
castigo o por otras circunstancias, pero muchos viven en el Nido por
elección propia, ya que no les interesan las vidas de los seres
inferiores. Aunque siguen siendo totalmente fieles a Drómoka, los Ajenos
permanecen al margen de los asuntos del clan y viven como lo hacían sus
antepasados. Los Ajenos se especializan en luchar contra otros dragones
por todo el territorio de Drómoka, sin la ayuda (o el estorbo) de
tropas de humanoides.
El Sendero de Sal: los Drómoka controlan las rutas
de los yermos, incluido el importantísimo Sendero de Sal, que permite
transportar suministros y armamento al Nido de Purugir, uno de los
asentamientos bélicos del frente del clan.
Otras figuras del clan
Anafenza: en otra línea temporal, Anafenza habría
sido kan, pero la señora dragón Drómoka ocupa su puesto en esta
realidad. Aunque no tenía un cargo oficial, Anafenza era una hábil
guerrera y una comandante prodigiosa. Sin embargo, veneraba a los
antiguos árboles familiares, motivo por el cual fue ejecutada. Aquello
debería haber supuesto el fin de su historia, pero los ejércitos de
Drómoka afirman haber visto una figura fantasmal muy similar a Anafenza
luchando junto a ellos e infundiéndoles ánimo en combate. Los portavoces
de los espíritus dicen que Anafenza debió de vincular su alma a un
árbol familiar para seguir ayudando a su clan incluso tras la muerte.
Drómoka niega la existencia del espíritu de Anafenza, mas siempre está
alerta ante los árboles familiares.
Baihir Marza: esta ainok es una maga veterana y una
maestra en las artes de los invocadores solares y los invocadores de las
arenas. Baihir puede fortalecer simultáneamente el cuerpo y el espíritu
de cientos de soldados o invocar tormentas de luz y arena para barrer
del mapa a los enemigos del clan.
El comandante Faiso: este humano es el soldado más
joven de la última generación en dirigir una legión de las tropas de
Drómoka. Aunque es un luchador formidable por méritos propios, su
auténtico fuerte son sus dotes para la estrategia y las tácticas
militares. En especial, su insólita comprensión sobre los pormenores del
combate aéreo ha permitido que Faiso liderase con éxito a miles de
soldados y decenas de dragones en cinco campañas. Por orden de la propia
Drómoka, incluso los dragones del clan deben obedecerle en cuestiones
de estrategia. Su carrera militar continúa progresando, pero nadie sabe
cómo reaccionarán sus superiores ni él mismo cuando finalmente sufra una
gran derrota.